El Madrid sólo había ganado tres de los últimos once títulos españoles, pero los goles de Bellingham le ayudaron a arrebatar la corona a su rival, el Barcelona, a falta de cuatro partidos.
Cuando los blancos acordaron con el Borussia Dortmund el traspaso del centrocampista por 103 millones de euros sólo tenía 19 años y se podía perdonar que los rivales lo subestimaran. Incluso el entrenador, Carlo Ancelotti lo hizo, en cierto modo.
Bellingham fue el mejor jugador de la temporada en la Bundesliga y un talento indiscutible, pero nadie esperaba un comienzo tan exitoso en España, ni que se convirtiera en una amenaza tan potente en el último tercio del campo.
Ancelotti, que se percató del potencial de Bellingham para causar estragos en las zonas de ataque y lo situó en la primera línea del ataque del Madrid, admitió más tarde su sorpresa por las hazañas goleadoras de Bellingham, máximo goleador del equipo en la Liga con 18 tantos.
Anteriormente, Bellingham sólo había marcado 16 goles en cuatro campañas ligueras con el Birmingham y el Borussia Dortmund.
En su presentación el pasado mes de junio ante los medios de comunicación de todo el mundo, mostró una sangre fría impecable, demostrando que ya sabía cómo ganarse a la afición, algo con lo que el extremo galés Gareth Bale siempre tuvo dificultades.
Bellingham no rehuyó la responsabilidad cuando le pidieron que vistiera el dorsal número cinco en homenaje al exmadridista Zinedine Zidane, con quien se ha comparado por su habilidad técnica.
"No es que los demás equipos sean malos, es que el Real Madrid es el más grande", afirmó Bellingham, y ha contribuido a agrandar esa leyenda al conducir a los blancos a su 36º título de Liga, un récord.
Bellingham se convirtió en el primer jugador inglés en marcar con el Real Madrid desde David Beckham en 2007, en su debut con el Athletic de Bilbao.
Marcó dos goles y dio otro en el siguiente partido del Madrid en Almería. Marcó luego el gol de la victoria ante el Celta la semana siguiente y repitió el truco en su primera aparición en casa contra el Getafe.
El Madrid estrenaba su renovado Santiago Bernabéu y jugó con el recién instalado techo cerrado. Bellingham estuvo a punto de reventarlo con su gol de la victoria en el minuto 95, que selló la remontada (2-1).
El internacional inglés abrió los brazos en señal de celebración, una que se ha hecho suya, con un necesario toque de arrogancia para demostrar que se merece la adulación que le devuelven.
La afición madridista le cantó la famosa canción de los Beatles que lleva su nombre. "Cuando cantaron 'Hey Jude' se me puso la piel de gallina", dijo humilde. "No sé qué he hecho para merecerlo, estoy muy agradecido".
Resulta que era un anticipo del título de liga y de una profunda carrera en la Liga de Campeones, donde el Madrid, rey de la competición, persigue su 15ª corona.
"Juega con tu corazón, pero me encantan las remontadas", añadió Bellingham, demostrando que está hecho del material que adora el Madrid.
Durante gran parte de la temporada, el modesto Girona fue el rival más directo del Madrid en la lucha por el título, y Bellingham contribuyó a la victoria en Montilivi cuando ambos equipos se enfrentaron a finales de septiembre.
Un centro sublime suyo ayudó al Madrid a adelantarse en el marcador por mediación de Joselu, que sentenció la victoria por 0-3 y aupó a su equipo al liderato. Desde entonces, no han vuelto a mirar atrás.
Tampoco Bellingham, que marcó dos goles en su primer Clásico para ayudar al Madrid a conseguir una victoria vital.
Más listo que los demás
Su primer gol contra el Barcelona fue brillante, con un disparo lejano, pero no lo celebró a su manera habitual, porque sabía que le esperaba algo más.
Bellingham adelantó al Madrid y marcó de volea el gol de la victoria en el minuto 92, dejando a los campeones a cuatro puntos del liderato, una distancia que se ampliaría.
"Acabo de llamar a casa", dijo Bellingham. "Había un poco de emoción pensando en todas las veces que he visto este partido en el sofá... me tocaba vivirlo, dejar huella".
Aunque Vinicius Júnior y Rodrygo estaban fuera de forma, él seguía marcando y el Madrid seguía ganando.
"Tiene calidad y parece que tiene suerte", reflexionó Ancelotti. "(Pero) es más listo que otros cuando ataca desde la segunda línea".
Los goles de Bellingham se ralentizaron tras el invierno, en parte porque su inicio fue tan bueno que fue imposible mantenerlo, pero también porque Ancelotti le pidió más en defensa.
También hubo una lesión de tobillo, un problema en el hombro y una suspensión por protestar al árbitro que le anuló un gol en Valencia. Una roja que fue una rara fisura en su imagen perfectamente cuidada.
Sin embargo, a pesar de no brillar tanto en este último tercio del curso, Bellingham marcó dos goles en la victoria por 4-0 del Madrid sobre el Girona, decisiva en la lucha por el título.
Y fue de nuevo Bellingham quien asestó el golpe definitivo contra el Barcelona, con otro gol en el tiempo añadido, que dio al Real Madrid una victoria por 3-2 en abril que prácticamente selló su corona.
Una vez más, marcó el gol de la victoria por 3-0 contra el Cádiz, el día en que el Madrid se proclamó campeón de Liga.
El versátil Bellingham podría ser aún más crucial en un papel más profundo la próxima temporada, si el Madrid consigue a Kylian Mbappé como esperan. Ha empezado de forma soberbia, y es sólo eso: el principio.