Había jugado tres horas el lunes, pero poco le importó. Jugar, para él, es un regalo. Y por eso así luchó hasta el final. Porque así es Rafa. Su amor por el tenis y su agradecimiento eterno al público español son innegociables. Pero demasiado hizo con presentarse en Madrid e incluso con ir superando rondas. Por momentos recordó al gran Nadal. Su físico, sin embargo, recordó que casi dos años parados es demasiado tiempo hasta para él.
Limitado en algunos movimientos, fue capaz de llegar al 5-5 del primer set con saque. Lehecka vio ahí un momento de debilidad del manacorí y consiguió el break en blanco. Tanto ánimo le dio que el checo volvió a ganar en blanco el siguiente juego, ya con su saque para llevarse esa primera manga en 58 minutos.
El golpe fue muy duro para Nadal, que perdió de nuevo su servicio en el inicio de la segunda. Una ruptura que confirmó Lehecka para ponerse con 0-2. El siguiente juego era clave. Ahí, cual ave fénix, llevado en volandas por el público madrileño, salvó tres bolas de quiebre para detener la sangría con su saque. Pero el checo no dio opción alguna con el suyo, ni una sola oportunidad. Ni siquiera cuando todo el público se puso de pie y gritó aquello de "sí se puede" para animarle en el que fue el último juego del partido. Lehecka se lo llevó para poner el definitivo 5-7 y 4-6.
Así acabó la historia de Rafael Nadal Parera en la Caja Mágica.